Mamás reales, humanas y algo tóxicas.

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A las mamás de hoy día se nos exige ser “la mamá perfecta”, hablar de nuestras mamás y abuelas como “perfectas” cuando la realidad es que todas somos mujeres con traumas, rotas, llenas de heridas, muchas de esas heridas ocasionadas por ese ser maravilloso que nos dio la vida y que ahora ponemos en un pedestal para estar “a la moda” de las redes sociales y encajar en ese papel de mamá perfectamente estructurada que está formando “hijos perfectos” sin traumas ni sufrimiento. ¿Qué tan real es esto?, hay mucho de lo que no se habla, de esas mamás que no reciben reconocimiento de sus hijos en la realidad ni en redes sociales, algunas no reciben flores ni detalles por su labor, madres que lloran en silencio, que han tenido que domar sus instintos, guardar su dolor, que sueñan con una vida diferente pero jamás se arrepienten de sus hijos y eso precisamente es lo que las mantiene en pie. Esas mamás que con sus historias han edificado mi vida y muchas de ellas me han acogido como una hija más. A todas ellas, ¡Gracias!

Durante varios días voy a contar historias (bastante resumidas) de algunas mamás -humanas- que conozco y que al final del día no son perfectas, pero si, reales, mamás haciendo lo mejor que pueden con lo mejor que tienen por sus hijos y por ellas mismas.

Voy a usar otros nombres para protección de estas mujeres y sus hijos.

La historia de María

María es una niña que nació y creció en el campo junto con su mamá y una hermana hasta que un día las desplazaron y tuvieron que irse de allí para llegar a un pueblo cerca de Bucaramanga a empezar de cero, como no tenían dinero las tres tenían que trabajar y así María de tan sólo 7 años, que nunca tuvo una muñeca en sus manos, creaba historias y bailaba con la escoba y el trapero hasta que se hizo señorita, para rematar, su hermana la maltrataba y la obligaba a trabajar, cobraba su sueldo y no le daba nada a María.

Un día María encontró en los brazos de un hombre campesino una oportunidad, no sabe bien si fue amor o su ticket de libertad, se casaron y quedó embarazada. María que se había llevado a su mamá a vivir con ella le dejaba al cuidado sus hijos, mientras que su esposo la maquillaba con violencia dejándole morados por todo el cuerpo a causa de los golpes que le propinaba a diario cuando él llegaba del trabajo borracho y sin dinero.

10 años más tarde y con 3 hijos nacidos, María tuvo el valor de dejarlo, aún vive con su mamá que cuida con ahínco a pesar de las innumerables enfermedades que sufre, en el camino dos de sus hijos conocieron las drogas, días y noches enteras de desesperación y sin poder dejar de trabajar para alimentar a su familia, se dedicó a la oración y con fe en Dios sus hijos salieron de la oscuridad. Hoy tiene 3 hijos sanos y 3 nietos que le dan vida a sus días grises del pasado.

Cuando María supo que su exesposo había muerto no fue al funeral. Jamás volvió a casarse, por miedo a repetir la historia, pero hay historias que se repiten…

Bertha, la hija mayor de María, en su andar por la calle en esos días negros alejada de una realidad bonita, quedó en embarazo, pero su pareja fue condenada a muchos años en una cárcel y ella quedó con su hijo bajo el amparo de María. Años más tarde, un muchacho que trabajaba en la construcción de una casa vecina cautivó la atención de Bertha -que muchacho tan bueno, decía María-,  decidieron vivir juntos y de ese amor nació una niña, pero como nada es color de rosa, los traumas de Bertha siguen intactos y la relación se tornó cada vez más violenta, ahora es ella la que maltrata a sus hijos cuando su marido no le da la atención que ella quiere, ahora ella maltrata a su marido porque él llega tarde del trabajo y sólo le deja lo básico para vivir. Ella no quiere dejar a su marido, pero viven en un ambiente nada sano para sus hijos. Bertha es una “buena mamá” porque alimenta a sus hijos, los lleva al colegio y “no les falta nada”. María por su parte recoge a su nieto y se lo lleva a su casa a pasar los fines de semana, pues el niño le dice que se siente más feliz con ella que con la propia mamá. Por ahora es todo lo que puede hacer por su nieto, calmar su dolor con amor.

Ilustración por nellyjop.

Piensa en tu mamá, ¿conoces toda su historia?
La mejor manera de sanar es el amor, siempre el amor.

Gracias por leerme una vez más,

Nellyjop.

Una respuesta a “Mamás reales, humanas y algo tóxicas.”

  1. Avatar de Karen Rodriguez
    Karen Rodriguez

    Wow! Cruda realidad que toca y remueve fibras.

    Gracias.

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